La tecnología y la innovación han avanzado en los procesos de higiene y tanto productores como consumidores, debemos tener la responsabilidad de ofrecer y consumir alimentos que no representen un riesgo para la salud.
Una buena alimentación es clave para tener una vida saludable, sin embargo, no es suficiente. En el mundo de los alimentos, el origen de todo lo que cocinamos y consumimos es enorme y, en ocasiones, puede provenir de lugares donde los estándares de salubridad son deficientes.
En este sentido, puede que nuestra próxima comida se encuentre contaminada por algún contaminante (físicos, químicos y biológicos) que causen que nuestros alimentos ya no sean óptimos para su consumo.
Para prevenir enfermedades relacionadas con los alimentos, el monitoreo y verificación de los procesos de higiene son indispensable. Por tal motivo, se deberá tener un mayor cuidado en las principales fuentes de contaminación, como:
- Materias primas: carne, leche, vegetales.
- Transporte: camiones, envases, entre otros.
- Personas: estornudos, tos.
- Animales: roedores, insectos, aves, otros.
- Instalaciones: pisos, paredes, equipos.
Uno de los contaminantes, que es más complicados de detectar -ya que nos son visibles- son los biológicos, como son los hongos, bacterias y virus. Muchos de estos microorganismos son causantes de infecciones e intoxicaciones en los animales, y en muchas ocasiones pueden transmitir enfermedades en los humanos, a través del consumo de alimentos.
Debido a lo anterior, los procesos de limpieza y desinfección en las plantas procesadoras de alimentos, restaurantes y otros lugares donde se realicen este tipo de actividades, se ha convertido en algo indispensable para garantizar la higiene de los alimentos. Un espacio sucio es un lugar que aumenta el riesgo microbiológico, por lo que la limpieza deberá hacerse siempre a consciencia, ya que muchas veces un lugar puede parecer que está limpio, sin embargo, no está libre de agentes patógenos que pueden afectar la salud humana.
Una forma innovadora y efectiva de monitorear y verificar los procesos de limpieza, es a través de la reacción bioquímica de bioluminiscencia, que es una técnica que permite realizar muestreos con un hisopo y determinar el nivel de suciedad, debida a la detección y cuantificación del contenido de ATP (Adenosin trifosfato). El ATP es una molécula que almacena energía en todas las células vivas, incluyendo las células animales, vegetales y microbianas.
El proceso funciona de la siguiente manera: se busca encontrar el ATP en las superficies limpias y gracias a la reacción con las enzimas Luciferasa/Luciferin, se producen fotones (haz luminoso) expresado en unidades relativas de luz (URL), lo que permite conocer el nivel de suciedad en una superficie o en las aguas de enjuague.
Las ventajas de utilizar este tipo de sistemas son:
- Pruebas precisas de forma inmediata.
- Resultado en 7 segundos.
- Fácil de usar
- Reduce tiempo de entrenamientos y costos.
- Aumenta la productividad
En el mercado existen muchas soluciones de sistemas que se basan en la tecnología de bioluminiscencia, pero una buena opción es el sistema de Gestión de Higiene de 3M Clean-Trace, que cuenta con un luminómetro portátil, hisopos para tomar las muestras y un software para analizar data y tendencias.
Tomado de https://www.revistaialimentos.com/innovacion-en-procesos-de-higiene-y-monitoreo-de-alimentos/